La humildad del Pastor George

“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el cielo”. Algo así, dice nuestra competencia encabezada por alguien a quien llaman el “Altísimo”.

– Es más fácil ponerle zapatillas a un ciempiés que conseguir mi salvación siendo soberbio – retruca el Pastor George que, por su humildad, no quiere ostentar su amplio vocabulario haciendo comparaciones más elaboradas.

Sin embargo, se ve en la primera frase la prueba de que nuestro amado Pastor George es mejor. El Bajísimo Pastor George es humilde y lo sabe.

– “¿Qué es eso de llamarse a sí mismo Altísimo? ¿Se puede ser más soberbio?- preguntó retóricamente George en un pasillo de la Villa 31, en el marco de una conferencia a la que asistieron Bunge y Born, Mauricio y Franco Macri, Pedro y Pablo, Vicente López y Planes, Vilma Palma y Vampiros, Aníbal Y Barra, Johnson y Johnson, entre otras figuras de la política, la música y el empresariado nacional. Todos aplaudieron. ¡Viva el Bajísimo Pastor George! ¡Grande Pastor!

Así, los templos de George son enormes construcciones que representan la magnificencia del Pastor. Sin embargo, sus puertas de un metro y medio de altura son lo suficientemente grandes como para que todos puedan entrar siempre y cuando se agachen, miren el suelo, se humillen. Allí no hay lugar para quien no esté dispuesto a bajar la cabeza, mirar el piso, su ombligo, verse interiormente y hacer un mea culpa. Sólo los grandes de espíritu y pequeños en su cuerpo material podrán ingresar. Sólo de ellos es la salvación.

Que entren con la humildad que sólo tienen los grandes. Por eso, el Pastor George entra erguido, sacando pecho, con la frente alta. Porque es humilde y lo sabe. Porque su humildad lo llena de orgullo. Porque no necesita agacharse para demostrar humildad. Por eso entra erguido, sacando pecho, con la frente alta. Por eso, y porque mide 1,47mts.

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