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El Pastor y yo, cara a cara.

noviembre 6, 2008

La cita era en un bar de la calle La Rioja, entre Sucre y Jujuy. Aunque llegué 10 minutos antes de lo pactado para no hacerlo esperar, el Pastor George ya estaba ahí, en una mesa de la esquina, justo abajo del aire acondicionado. Estaba vestido de un blanco impecable, sencillamente, con ropa Lacoste, “para no ser complicado mezclando marcas”, me dijo. Los zapatos de cuero blanco brillaban bajo su pantalón de lino.
A la charla la empezó él diciendo que pida lo que quiera, que él pagaba la cuenta, así que no dudé en encargar un faisán ahumado, con papas francesas cortadas en rejilla acompañado con un bife de cola de tiburón marroquí, y unas galletas Lincoln con caviar negro. Y una coca zero.

¿Cree que Dios existe?, dije para romper el hielo.

Eso es como preguntarle a Maradona si cree que existe el fútbol.

¿Qué grado de relación tiene con Dios?

Muy cercana. Soy su mensajero, su cadete, su “che, pibe”. Además, soy la última carta que tiene bajo la manga.

¿Cuáles fueron las otras cartas?

Jesús, Confucio, Moisés, Mahoma, entre otros. Fueron muchos. Martin Luther King y Gandhi también, aunque ellos vinieron con otros objetivos.

¿Qué diferencia hay entre usted y ellos?

Con Gandhi y Luther King, que yo vengo por una salvación definitiva, no por un objetivo puntual y específico. De los anteriores me diferencia que yo soy la última opción y que voy a permanecer hasta el fin de los tiempos.

¿Cuánto falta para el fin del mundo?

No estoy autorizado a darte esa respuesta, pero puedo avisarte que falta mucho. Por empezar, faltan dos nuevos órdenes mundiales. Uno que va a hacerse bien notorio en unas décadas, antes de fin de siglo. India y China van a manejar el mundo. En dos generaciones las mujeres van a hacerse operaciones para tener ojos apaisados, se van a pintar puntos rojos en la frente, como las hindúes, no como el punto rojo que tuvo Kennedy en su traje antes de morir. Los hombres se operarán para tener el pene de 10 cm., como los chinos, salvo los pobres que no podrán hacerlo. Eso generará la 3ª Guerra Mundial porque los “dueños del mundo” verán la portentosa y larga desnudez de la raza negra y lo van a tomar como una provocación. Así, invadirán el África negra, sin petróleo, y viene esa 3ª Gran Guerra.

Dijo que iba a ser una Guerra Mundial. ¿Quiénes defenderían a África?

Figuras de la música y del cine internacional porque si desaparece la raza negra, al menos en ese continente donde viven desnudos, se encarecería el precio de los negritos para adoptarlos.

¿Quién ganará? ¿Allí acabará el mundo?

No puedo decirte quién va a ganar, pero no se va a acabar el mundo. Faltan muchas cosas más, todavía. Sudamérica será única potencia mundial. El globo entero estará rendido a sus pies.

¿Por el agua dulce, los espacios verdes?

No, eso será motivo de conflicto en 20 años, y un 40% será propiedad de China, 35% de India. Estados Unidos va a tener un 10% y el resto va a ser de ciertos terratenientes sudamericanos con un doble apellido de origen español, como Sánchez Iraola.

Entonces, ¿cómo llegará Sudamérica a ser una potencia mundial?

Faltan 173 años. En esa época la vida va a ser una mierda, y acá se descubrirá un alucinógeno nuevo que será furor. La droga va a hacer sentir a la gente como bebés, sin preocupaciones, aislados en su propio mundo. Será muy fácil distinguirlos porque van a estar cagados, y llorarán cada vez que tengan frío o sueño. Además, serán mayoría en todo el mundo. Se marginará al que no se drogue al menos una vez por día.

¿Cómo sabe todo eso? Además, para ésa época, usted… estee… y yo… no estaremos vivos

Vos no, pero yo sí. Nací el 5 de abril de 1968, un día después que murió Martin Luther King. Dios me dijo, antes de enviarme a la Tierra, que era el último en quién podía confiar, y yo le respondí que no lo iba a defraudar. Después esa frase fue un poco bastardeada.

Entonces ahora tiene 50 años. Parece mucho más joven.

No, tengo 25 años, desde el día en que nací. Es la edad ideal, cuando uno ya sentó cabeza, ya no está en la boludés y todavía se siente joven como para hacer muchas cosas. Por otro lado, 25 es la mitad de 50, que es la edad de Dios. El chiste ese de cuántas estrellas hay en el cielo, y que la respuesta es sin-cuenta, lo inventó Dios cuándo yo le pregunté cuántos años tenía. Es un cago de risa el viejo ese, pero cuándo se enoja, agarrate…

Por último, porque tengo que irme a ver un partido de Talleres, ¿por qué esa obsesión por que todos se unan a su Iglesia?

Imagine que llega a la puerta de su casa y ve que se está incendiando. Usted sabe que su mujer tiene dificultad para moverse y su hijo tiene sólo un año. Ellos están adentro. ¿Qué haría?

Entro para salvarlos.

Yo también.

Pero no respondió a mi pregunta.

En rigor, no lo hice. Usted mismo se respondió.

En ese momento me quedé sorprendido, con la boca abierta como un pez, como si la mandíbula inferior se hubiera desencajado. Abrí los ojos maravillado, como cuando tenía siete años y mi hermano más grande me hizo ver una película porno. Estuve como cinco minutos sin saber que decir, anonadado, y decidí que lo mejor era irme, pero con la promesa de volver otro día a hacerle más preguntas.

Andá tranquilo. Te espero en dos meses –me dijo sonriendo con picardía como si supiera cuándo iba a volver. Ah, y hoy también van a ganar.

Y los porteños creen que Dios atiende en Buenos Aires, pensé, con una sonrisa en la cara, cuando salí. Al mirar hacia adentro, vi al mozo que llegaba a la mesa con el pedido que le había hecho. Ya era tarde, el partido estaba por empezar.